Si hay de lo que resulta poco probable que alguien se adjudique es la envidia. Culturalmente la envidia es una emoción con muy mala prensa. Se juzga a la persona que la experimenta como envidiosa. Se «es» envidiosa o no se es. Esta idea «blanco o negro» provoca algo: las personas que experimentan la envidia no la registran como tal y cuando las registran dicen «está bien, pero es una envidia sana, pero no soy envidiosa».
No se trata de ser o no envidioso. De hecho, las personas no somos de una manera u otra. Podemos experimentar la envidia y eso no nos convierte en envidiosos -aunque culturalmente se acepte esa expresión-. Dada la mala prensa de la envidia reconocerla representa algo vergonzoso para quien la experimenta.
La envidia posee una función. En comparación con otros la envidia pone en evidencia lo que deseamos tener y no tenemos. Desde algo material como pudiera ser un auto de tal o cual modelo, o un cierto aparato móvil, como también pudiera ser una experiencia (como ir de vacaciones a tal lugar) o una cierta posición como cierto rango o empleo.
Si pudiéramos dar cuenta de la envidia cuando la experimentamos pudiéramos preguntarnos sobre nuestros anhelos, los valores que representan para nosotros y los recursos que tenemos (y no tenemos) para alcanzarlos.
Sin embargo, la envidia disfuncional pone su foco en el otro y en el deseo de que el otro no tenga eso que yo deseo. La ilusión es “si el otro no tiene lo que yo deseo y yo tampoco” entonces la envidia desaparecerá. Esta forma disfuncional de disolver la envidia nos coloca en un lugar donde elc tipo de relación comienza a verse afectada ya que surge la agresión en diferentes maneras: desde comentarios hirientes dirigidos a la a la otra persona como la descalificación de la forma de obtener aquello el objeto de envidia.
Algunas personas reconocen la envidia en otras pero son incapaces de reconocerlas en ellas mismas. Algunas sienten el deseo de competir y lograr “aún más” no desde un lugar de auto superación sino desde la competencia impulsada por la envidia.
En las organizaciones la envidia dinamita el trabajo en equipo ya que el deseo de exposición individual por sobre los demás provoca la ruptura del espacio emocional esencial para que un equipo funcione: la confianza.
De manera que para trabajar la envidia podemos:
1. Desarrolla la capacidad de reconocerla cuando esta surge.
2. Preguntarnos qué es aquello que el otro tiene y que yo deseo.
3. Quitar al otro del foco. No se trata de cómo obtuvo lo que obtuvo ni si lo merece o no… ese no es el punto.
4. Identificar lo valioso que hay detrás de eso que deseamos. Lo que representa para mí: comodidad, descanso, amor, paz, reconocimiento… que?
5. Preguntarnos sobre los recursos internos y externos para lograr obtener eso que deseamos.
6. Preguntarnos si aquello que representa (ver punto 4) está alineado con mis valores, mis virtudes, con mis elecciones conscientes.
Espero que este post te resulte inspirador para reflexionar y aprender sobre ti mismo y sobre esta emoción con mala prensa llamada envidia.
EZEQUIEL PONCE
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